6 libros infantiles para entender las emociones

¿A tu hijo le cuesta explicar lo que siente? ¿Es incapaz de hablar de sus emociones? Quizás es porque todavía no sabe identificarlas. Y es que algo que nos puede parecer muy sencillo, en realidad no lo es tanto. Tanto pequeños como adultos tenemos problemas para exteriorizar y definir con exactitud  algunas cosas que nos pasan en el día a día y eso no significa, por supuesto, que no las sintamos, simplemente no conocemos su nombre. Por eso, igual que estudian idiomas o matemáticas, es muy importante que los niños empiecen cuanto antes a «estudiar» lo que sienten, es decir, a conocer sus emociones.

¿Y cómo lo hacemos? Dedicar unos minutos del día a hablar directamente sobre ello puede ser una buena opción, pero también podemos abordarlo a través de otras actividades y juegos. Ya os dimos alguna idea en otra entrada de este blog cuando recomendamos la película «Inside out» («Del revés»), protagonizada por una niña de 11 años y las cinco emociones que están «al mando» de su toma de decisiones. Ahora, aprovechando que estamos en la semana del Día del Libro, os presentamos seis libros infantiles, uno por cada emoción, que ayudarán a los más pequeños a identificar lo que sienten.

1. La alegría: «Pequeño catálogo de instantes de felicidad», de Roger Olmos.

El primer baño del verano, estrenar unos zapatos, un baño caliente después de un día duro, encender la radio y que suene tu canción. Eses son algunos de los momentos que se guardan en el «Pequeño catálogo de instantes de felicidad», un libro ilustrado que pone en valor las pequeñas cosas buenas que nos pasan cada día. A través de sus dibujos y sus textos, los niños no solo aprenderán que uno se puede sentir alegre con poca cosa si lo mira con la perspectiva adecuada, sino que también pone de manifiesto que este no es un estado permanente: la alegría tiene que convivir con el resto de las emociones.

2. La tristeza: «Lágrimas bajo la cama», de Ana Meilán y Marta Mallo. 

«Desde que nació, Simón llora por todo. Por eso todos le dicen que es un llorón». Seguramente esta historia os suene a muchos, porque la habéis vivido en vuestras propias carnes. Y es que a veces los niños no tienen otra herramienta que el llanto para expresarse. En «Lágrimas bajo la cama», las autoras hacen hincapié en el peligro de reprimir nuestras emociones, aunque creamos que éstas son negativas. Además, lo hacen mostrando una sociedad feminista, donde hombres y mujeres pueden llorar y ser fuertes por igual.

3. El asco: «¡Qué asco de sándwich!», de Galeth Edwards y Hannah Sahw.

Un sándwich muy apetecible que acaba cayendo al suelo y un tejón hambriento son los protagonistas de este libro que triunfa entre los peques de la casa. Con una gran dosis de humor y unas ilustraciones muy logradas, la historia pone el foco en uno de los sentimientos más olvidados cuando se trata de inteligencia emocional: el asco. Aquí, esta emoción que nos suscita el sándwich va variando según la persona o animal que lo mira, lo que humaniza esta emoción (todos podemos sentirla, incluso los animales) y nos demuestra que no todos sentimos lo mismo con respecto a las mismas cosas

4. La ira: «Fernando Furioso», de Haywin Oram y Satoshi Kitamura.

La gestión de la ira es una de las tareas más complicadas a lo largo de toda nuestra vida. Pero durante la niñez, cuando el simple hecho de que nos prohíban ver la televisión hasta tarde desata una rabieta, es si cabe más dificultoso. Precisamente, este es el argumento de «Fernando Furioso», un niño que, del gran enfado que tiene, empieza destrozando la tele, el salón, la casa y, finalmente, el mundo entero. Este cuento es un recurso ideal para trabajar escenas de enfados cotidianos desde una perspectiva humorística. Porque, al final, ¿era para tanto?

5. El miedo: «El perro negro», de Levo Pinfold.

¿Qué harías si gran perro negro se postra a las puertas de la casa? Los padres de Chiqui, muertos de miedo, llaman a la policía. Pero el tiempo pasa y el animal no deja de crecer. No es hasta que la pequeña de la familia se arma de valor y sale a jugar con el perro que éste se vuelve a hacer pequeño. Como es fácil de imaginar, el can representa el miedo. De esta manera tan original, este cuento nos invita a conocer esta emoción tan común y difícil de comprender, a conocer su origen e intentar vencerlo. Una gran lección: nosotros creamos nuestros propios miedos y, al no enfrentarnos a ellos, hacemos que crezcan.

6. La sorpresa: «La sorpresa de Nandi», de Eileen Browne.

Y llegamos la última emoción básica, pero no por ello menos importante. Aunque es, sin duda, una de las grandes olvidadas ( en «Inside out» ni siquiera aparece): ¡la sorpresa! En este libro, Nandi transporta una cesta llena de diferentes frutas a un poblado vecino. Pero en el camino, gracias a ocho animales traviesos, ella llega a casa de Tindi con un montón de… ¿mandarinas? Al final, la más sorprendida de todas será Nandi misma. Esta, además, historia recrea los paisajes y la fauna de África meridional.

Esta es solo una pequeña selección de los miles de cuentos que hay para trabajar la inteligencia emocional y valores con los más pequeños de la casa. Muchos de ellos están disponibles en las bibliotecas municipales y escuelas, pero también se pueden descargar de manera gratuita en Internet o verse en Youtube. Así que, ya no hay excusa! La lectura es una herramienta magnífica para educar.

Área de psicología.

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