Hiperhidrosis: ¿Por qué me sudan tanto los pies?

¿Tienes los pies húmedos constantemente? ¿Dejas huellas cuando caminas descalzo? ¿Te resbalan los pies dentro del calzado? ¿Incluso, a veces, producen un mal olor? Si tu respuesta a la mayoría de estas preguntas es un rotundo sí, lo más probable es que sufras la llamada hiperhidrosis plantar, es decir, una excesiva sudoración en los pies

En la zona plantar hay más de 250 mil glándulas sudoríparas, que son las causantes del sudor. Esta cantidad es mucho mayor que otras partes del cuerpo como la frente, las axilas o las palmas de las manos. Numerosos pacientes acuden a nuestro servicio de podología para buscar una solución al exceso de sudor que sufren, pero es necesario recalcar que en la mayor parte de los casos se trata de un proceso lógico y normal y suele ser algo temporal. Así, durante algunas etapas de nuestra vida, como la infancia o la pubertad, el desarrollo hormonal puede desembocar en patologías como la hiperhidrosis. 

Entonces, ¿cuándo tenemos que preocuparnos? 

En general, podemos sospechar que existe un problema cuando esta sudoración sea excesiva sin motivo aparente y cuando los patrones de la misma hayan ido variando. Es decir, si surge el mal olor, si hay cambios en la coloración de la piel… Aunque se desconocen las causas que originan la hiperhidrosis, parece que la genética influye. En torno a un 30 % de quienes la padecen suelen tener algún miembro de la familia con la misma patología. Pero también puede producirse por ciertos trastornos endocrinos, como el hipertiroidismo, o por enfermedades del sistema nervioso central, y agravarse por factores emocionales como el estrés o la ansiedad. 

El hecho de que se produzca una mayor sudoración puede traer consigo otras alteraciones en la salud de los pies. El estado constante de humedad es muy desagradable y puede provocar que aparezcan ampollas, fisuras o infecciones por hongos y bacterias y, en muchas ocasiones, bromhidrosis, como se conoce clínicamente al sudor con un olor fuerte y desagradable. Además, en el caso de la hiperhidrosis plantar, estas complicaciones provocan una hipersensibilidad muy molesta durante la marcha. A las molestias físicas del exceso de sudor, hay que sumarle también la repercusión en la calidad de vida de quienes lo sufren, ya que aunque se puede convivir con la enfermedad, muchas veces afecta a nivel personal, laboral y social

En los últimos años ha habido avances en el abordaje de la hiperhidrosis. Inyecciones de Botox, aplicación de corrientes eléctricas o cirugía para resecar las glándulas sudoríparas son algunos de los tratamientos terapéuticos que se han desarrollado. Sin embargo, hay pequeños hábitos que pueden ayudar a reducir las molestias de estas alteraciones sudoríparas.

¿Qué podemos hacer para minimizar los efectos de la hiperhidrosis?

1. Utiliza calzado de material transpirable, evitando las suelas de goma y las zapatillas deportivas cuando no vayas a practicar actividad física. Deben ser de una talla adecuada, que no aprieten en exceso para favorecer una buena circulación sanguínea y ventilación. Además, intenta no repetir calzado cada día y ventílalos después de cada uso. 

2. Cambia los calcetines todos los días y, si fuese necesario, incluso dos. En cuanto a los materiales, deben ser mixtos, algodón y sintético, para que además de absorber el sudor, el pie pueda transpirar. 

3. Lava los pies a diario y, sobre todo, seca muy bien la zona entre los dedos para evitar que esa humedad dé lugar a la aparición de hongos. 

4. No utilices desodorantes o antitranspirantes, lo más útil serán los productos astringentes

5. Sigue una dieta equilibrada y bebe mucha agua, ya que hay alimentos y bebidas que pueden hacer sudar más de lo habitual. 
Pero, como siempre, lo más recomendable en estos casos es acudir a un especialista y que sea él quien realice un diagnóstico y, si fuese necesario, determine el tratamiento adecuado a seguir por el paciente.

Área de podología.

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