Las reválidas: Trucos para ayudar a nuestros hijos a salir airosos de estos temidos exámenes

Este año la vuelta al cole se presenta con una gran novedad, que preocupa a la mayoría de los padres y alumnos, y satisface a muy pocos. Hablamos, como podréis intuir, de las temida LOMCE con sus reválidas. Las reválidas, por si todavía existe algún despistado en la materia, consisten en una evaluación que se llevará a cabo al finalizar cada ciclo, tanto en educación primaria como secundaria o bachillerato. Tendrán lugar por tanto al finalizar el tercer y el sexto curso de primaria, el cuarto curso de secundaria y, como no, también al finalizar los estudios superiores de bachillerato -en substitución de la anterior prueba de selectividad-. Desde la implantación de esta ley, fueron múltiples las voces que salieron a manifestarse en su contra, desde padres, hasta profesores y alumnos. Parece que la propuesta convence a muy pocos. Pero evitando entrar en polémica acerca de si esta nueva Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa, supone o no una mejora de la educación, este post tiene otra finalidad: facilitar a las familias y a los alumnos su adaptación a esta nueva realidad. 

Aquí, algunos consejos para enfrentarse a las reválidas:

1. Los exámenes no son mi enemigo.

O dicho de otro modo, las evaluaciones sirven para evaluar. Esta frase parece no presentar ninguna novedad. Sin embargo, a veces resulta difícil de comprender y asimilar su contenido. Los exámenes son pruebas de evaluación dirigidas a comprobar la evolución del alumno. Es decir, su objetivo es facilitar información acerca del rendimiento -adecuado o no- de los alumnos. 

2. Las evaluaciones son de todos. 

Las notas de los exámenes no son más que información que nos permite conocer si el niño/a está sacando provecho o no de las horas dedicadas al estudio -tanto en casa como en clase-. Es una información acerca de los alumnos, pero no se dirige en exclusiva a éstos. A través de las notas”, padres y profesores podrán conocer mejor a sus hijos y alumnos, identificando sus puntos fuertes, pero también sus dificultades. Ello les permitirá reflexionar, modificar y adecuar su actuación atendiendo a las características propias de cada alumno. Así, si luego de la evaluación profesores y padres identifican las dificultades del niño/a con respecto a la comprensión lectora o sus problemas con las matemáticas, en la coordinación motora o en música, podrán llevar a cabo actividades dirigidas a reforzar estos aspectos concretos en cada uno de los niños, determinar si las horas de estudio están siendo suficientes o si por el contrario deben ampliarse o reforzarse, etc.

Las evaluaciones no son más que el reflejo del trabajo de todo un equipo, formado por el alumno pero también por nosotros como padres, profesores y profesionales. Debería por tanto ser un ejercicio de reflexión para todos, que, de resultar poco satisfactorio, debería motivarnos a analizar sus causas y favorecer cambios a este respecto -mejores dinámicas de estudio, evaluar y trabajar las dificultades concretas- y de ser positivo al correspondiente refuerzo. 

3. Todo problema tiene una o varias soluciones.

En ocasiones, cuando a través de la evaluación recibimos información acerca del rendimiento de nuestros hijos y alumnos, observamos que existen dificultades complejas, que van más allá de áreas específicas o ámbitos concretos. En estos casos, se requerirá simplemente una mayor evaluación que permita identificar en mayor medida las dificultades presentes en el estudio -hábitos inadecuados, trastornos del aprendizaje, dificultades emocionales, problemas de adaptación, escasa motivación…-, abordarlas y trabajarlas de manera directa con el niño o niña.

4. La actitud importa, también en las reválidas.

Teniendo en cuenta lo anterior, lo primero es transmitir tranquilidad al niño/a. Para ello, es importante que tanto padres como profesores eviten sucumbir al caos y la ansiedad que aparece asociada a los exámenes. Debemos tener en cuenta que la reválida es simplemente un ejercicio que nos permitirá conocer mejor a nuestros hijos y alumnos. Si no ha presentado problemas a lo largo del curso académico, tampoco lo hará en la reválida. Y, si a lo largo del curso ha mostrado signos de debilidad en algunas áreas, este ejercicio nos permitirá identificar si éstas han sido atendidas en la medida suficiente y adecuada. Si no es así, se precisará una mayor evaluación del caso concreto y nuevas herramientas para hacer frente al mismo. Habitualmente, cuando los papás y las mamás oyen hablar de las reválidas se asustan, se estresan, y no es poco común que también los niños y niñas acaben identificándose con este estado y mostrando temor a este tipo de evaluaciones. Los exámenes, las pruebas de evaluación, los controles son vividos por los niños/as con una intensa ansiedad, pero también por sus papás y mamás, que luchan de manera diaria para que los esfuerzos llevados a cabo por sus hijos e hijas se vean reflejados en sus evaluaciones. 

Así que, papás, mamás, profesores y profesoras: ¡respirad! No permitáis que un simple ejercicio ahogue a vuestros hijos. Porque ningún examen podrá nunca validar, invalidar o re-validar, la montaña de conocimientos que fue levantada piedra a piedra, día a día, curso a curso. Ni siquiera la temida reválida.

Silvia Tubío Laiño, psicóloga.

En Clínica Pasiños podemos ayudarte. Visítanos en Avenida Barraña, 65 (Boiro) o contáctanos en los teléfonos 881863522 y 628108248 o a través del correo  info@clinicapasinos.es.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *